Narrativa Transmedia en Alba Cromm


En Alba Cromm  vemos el fenómeno de la literatura transmedia nuevamente. Empezamos por descubrir que la historia que vamos a leer es el  Dossier de Alba Cromm el cual es el número especial, con motivo del aniversario, de la Revista Upman. Luego descubrimos que el que ha compilado la historia es el periodista de El País, Luis Ramírez. De ahí se pasa entonces a escuchar la voz de Luis Ramírez en Notas para entrar en el infierno explicando que al verse ante las complicaciones de montar una historia ha escogido una serie de textos para incluir en el dossier: Diarios de Alba Cromm, entradas al blog de Alba Cromm, cuadernos de notas de Ezequiel Martínez Cerva, diarios de Elena Cortés, Informes internos de la Policía Nacional, Transcripciones de conversaciones de Alba Cromm con Nemo en chats, correos electrónicos, noticia y reportajes reales, y transcripciones de conversaciones de Alba Cromm. Sin entrar en mucho detalle, de antemano podemos ver que el texto esta compuesto por las múltiples formas en que se crea la comunicación en el mundo contemporáneo. Acaso, sabemos que como punto de partida en este texto se plantea lo que Vicente Mora en El Lectoespectador propone como las limitaciones de los ideales y los retos con los que se ve enfrentado el campo de la literatura hoy. De modo, que la novela de Alba Cromm  es una compilación de textos que proponen una narrativa transmediática en sí pero que también salen de las dos tapas del libro cuando muy al principio se le deja saber al lector que “tiene a su disposición más información en el blog personal de Alba Cromm, aún visitable en la Red, Alba Cromm y la vida sin hombres (http:// albacromm.bitacoras.com ), donde puede encontrar otros datos y confesiones de nuestra heroína.” (p. 13) También junto a esto aparece el “blog periodístico Las crónicas de Ramírez, accesible en http://reporteroramirez.wordpress.com” (p.13) donde se han colgado datos que han permanecido fuera del dossier, es decir, fuera del texto de Alba Cromm.

Ahora bien, lo que me interesa destacar sobre este tipo de literatura es el acceso de distintos sectores sociales al mismo. En todo caso, es lo que me sigue llamando la atención. En El Lectoespectador, Vicente Mora afirma que “ Incluso en los lugares en que la miseria impide tener un ordenador y no hay red eléctrica son barridos por el estrato visible de las ondas satélites: Pangea está ahí, aunque no haya receptor para captarla.” (p. 17) Efectivamente, “aunque no haya receptor para captarla”, me pregunto si esta aspiración de la literatura se formula entonces dentro de los circuitos que existen por fuera de la miseria, o quizás por fuera de la comodidad de una conección al internet rápido de la que se disfruta en los países de primer mundo. Si, entonces, su público es uno particular y no todos los públicos. Cuando me surgió esta inquietud me imaginé en el último pueblo fundado en la República Bolivariana de Venezuela, El Paují, donde estuve hace unos pocos meses. Un lugar muy remoto donde a penas hace un tiempo atrás el gobierno abrió un Infocentro, espacio donde la comunidad va a utilizar el Wi- Fi a cualquier hora y las computadoras durante los horarios en que el centro este abierto. Allí había receptor para captarla pero la conexión a la red era como volver a mi primera interacción con la misma. Entonces me imagino allí leyendo Alba Crom en una hamaca rodeada de gente que no poseen móviles porque allí no hay torre,  veo que el libro me indica que hay un blog con más información y camino hasta el Infocentro para intentar accesar los múltiples textos que han de encontrarse en la web y me imagino también que tendría que esperar horas quizás para poder accesarlo todo si es que logro accesarlo. En última instancia, me imagino realmente dándome por vencida, como me sucedió muchas veces con asuntos más simples como entrar al Facebook o al portal de la Universidad de California, Berkeley y pensando que “ojalá que no me haya pérdido la mejor parte de la novela”, aunque igual después descubrimos que textos que aparecen en los blogs en línea también están en el libro. Pero, que eso es algo que uno quizás no pueda enterarse en el lugar más remoto del pangea personalizado (mi propio pangea de acuerdo a los lugares que he visitado) y que quizás sería la imposibilidad de acceso de cualquier lector común que se encuentre en la "miseria" y sin recepción, o en la gloria con una recepción lenta. Entonces, aquí viene mi preocupación nuevamente, ¿a quien son accesibles estos textos? ¿Quiénes pueden entenderlos? ¿Qué sociedad y mundo representan? ¿Podrá dominar esta técnica narrativa la producción literaria o en cambio seguirá emergiendo paralela a lo que ya conocemos? 

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