El Remake como actualización de El hacedor



En este debate sobre la legitimidad de El hacedor (de Borges), Remake de Fernández Mallo, estoy de acuerdo con Félix y con Megan: ésta es una obra legitima que no constituye el plagio. Fernández Mallo deja claro que rehace El hacedor y no intenta presentar parte de la obra original como si fuera suya sin darle crédito a Borges. Propongo que la viuda de Borges, María Kodama, no quería que la versión de Fernández Mallo se publicase por motivos económicos y no artísticos. Hubo varias polémicas sobre la publicación (post mórtem) de traducciones de varios obras de Borges en francés y inglés (en que había colaborado él mismo). 
(http://en.wikipedia.org/wiki/Jorge_Luis_Borges#cite_note-42) 

Alejándome de las polémicas legales, me gustaría explorar un poco del contenido del Remake de Fernández Mallo. Me parece que el Remake sirve, de algunas maneras, de una actualización de la obra original de Borges. El original explora, entre otros, el tema de la realidad vs. el sueño o lo no real. Fernández Mallo continúa con este tema pero desde un punto de vista actual. Aunque cambia la mayoría del contenido del original, mantiene el tema por examinar lo que parece sueño en la vida moderna. De esta manera, consigue mantener una relación con sus otras obras y hace que el lector piense en lo que queda real hoy en día. 

El cuento "Mutaciones" en la obra original se trata del cambio de símbolos con el tiempo. Escribe Borges "no hay en la tierra una sola cosa que el olvido no borre o que la memoria no altere y ... nadie sabe en qué imágines lo traducirá el porvenir" (46). Fernández Mallo cambia el contenido por completo pero preserva el tema original. El "Mutaciones" del Remake  se trata de trazar los pasos de un tal Robert Smithson quien realizó una viaje en Passaic, Nueva Jersey. Fernández Mallo nos provee fotos de su viaje como evidencia de su realidad. Sin embargo, este viaje no se realizó físicamente, sino a través de Google Maps, con búsquedas también realizadas en Imágenes de Google. Hoy en día, la realidad es representada por Google Maps, es decir, virtualmente, hasta que en la obra de Fernández Mallo reemplaza la realidad y así se convierte en realidad. A lo largo de su viaje, pisa la arena, la tierra, experimenta varios sensaciones del mundo real. En cierto punto no puede llegar a su destino exacto (el Golden Coach Diner) porque en Google Maps sólo se permite avanzar en calles y, por lo menos hasta ahora, no se puede entrar en edificios (p.72). No obstante, en vez de darse cuenta de los limitaciones de Google, el narrador simplemente acepta que no puede seguir diciendo que es "como si un «campo antihumanos» me repeliera cada vez que intento aproximarme" (72). Con este viaje, Fernández Mallo cuestiona las fronteras de la realidad, y demuestra, a partir del estilo Borgiano, que nadie sabe en qué se traducirá la realidad con el porvenir.    

Luego aparece el "Poema de los dones," que en el original abarca temas intemporales: los griegos, los libros, Dios. En cambio, la versión de Fernández Mallo parece burlarse del original, jugando con el sonido de la palabra don y convirtiéndola en onomatopeya. Al principio esto me resultó gracioso, lo tomé de chiste. Sin embargo, después de analizarlo con más cautela, mi di cuenta que este anuncio para dulces ha reemplazado los temas (tratados en el original) estudiados y venerados durante milenios. Acaso Fernández Mallo nos está diciendo que tener un don ya no significa lo de antes. Que tener un don hoy en día significa componer una canción para un anuncio, un jingle, que se pega en la cabeza de todos y que vende unidades. Tal vez la gente ya no tiene dones como los de antes y cuando la persona actual piensa en lo que significa tener un don, sale esa canción. De cualquier manera, Fernández Mallo nos demuestra tanto ha cambiado el mundo desde hace 50 años cuando escribió Borges El Hacedor.         

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