Bajo la superficie de Nocilla Experience

A las preguntas de l@s compañer@s sobre la categoría que mejor define Nocilla Experience – si es una novela, una base de datos o una obra híbrida que se podría llamar postpoética – optaría por la última opción. Siguiendo la interrogación de Brian sobre la relación entre la novela y la realidad, quisiera abordar un personaje a fuertes connotaciones autorreferenciales de la novela, el del artista Josefo. Este escritor inmolado con sus vallas publicitarias se reclama de la “narrativa transpoética, consistente en crear artefactos híbridos entre la ciencia y lo que tradicionalmente llamamos literatura” (fragmento 36). De trans- a post- hay solo un paso, pero me parece notable que el personaje de Josefo no lo diera, o al revés que Agustín Fernández Mallo no quiera identificarse con las prácticas de Josefo y del otro transpoeta presente en el texto, una figura inspirada de Julio Cortázar autor de Rayuela A y Rayuela B, o la Teoría de las Bolas Abiertas (frags. 28, 36, 51, 80 y 108).

Otro ejemplo de “trans-“ que precede al “post-“ es el llamado transhumanismo, introducido por citas (frag. 76) e ilustrado por los niños que tragan cápsulas radioactivas para hacerlas pasar la frontera – movimiento transnacional (frags. 15 y 61). Los niños se convierten en mulas desechables mientras en otras partes de la novela los cerdos se humanizan (frag. 53). Se consideran como habitantes indispensables de la casa por sus pieles que servirían de protección contra la amenaza “turco-musulmana” y el calentamiento global (frag. 108), y por el gran parecido de sus tejidos a los tejidos humanos (frag. 33). En estas historias, se hacen borrosas las fronteras entre lo humano y lo animal, lo orgánico y lo inórganico.

El uno pasa en el otro, se superponen capas de materias heterogéneas, pieles o películas que pueden llegar a esconder el carácter híbrido del conjunto. Algunos ejemplos más de consumo llegado al absurdo: armas de destrucción masiva cosidas en el estómago del dictador (frags. 5 y 66), la cocina teórica de Steve que modifica la superficie de los objetos (frag. 77) y hasta las manchas de humedad en el suelo de una cocina en Andalucía que se conocieron como las caras de Belméz (frag. 64). Esta colección de historias pone de manifiesto un cuestionamiento sobre la superficie de las cosas, pero también sobre la posibilidad de consumir lo ajeno para transformarlo, integrarlo, darle otro sentido (decontextualizar es el credo del arte conceptual como lo recuerdan Manovich y Vesna). 

Me pregunto si no se puede entender la estructura misma de Nocilla Experience de semejante modo. Cada fragmento dentro de la novela (o cada elemento de esta base de datos) es una capa, una piel, incluso una hoja, super- o yuxtapuesta a los demás fragmentos que componen la novela, pero el mismo hecho de leerlos uno a través del otro (tal vez volvamos a la metáfora del prisma introducida por Félix) y no simplemente después del otro cambiaría la experiencia de lectura.

Obras citadas
Fernández Mallo, Agustín. Nocilla Experience. Madrid: Alfaguara, 2008. Kindle e-book.
Manovich, Lev. “Database as Symbolic Form”. The Language of New Media. Cambridge: MIT Press, 2001. Digital.


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