De la 'novela caótica' a la novela electrónica

En el cuento  El Jardín de los senderos que se bifurcan de Borges, se plantea que Ts’ui Psên se había propuesto dos cosas: escribir una novela y construir un laberinto. Para ello se aisló durante trece años y en el evento de su muerte, nadie comprende su obra escrita y nunca logran encontrar el laberinto. Stephen Albert aparece explicando su teoría de cómo Ts’ui Psên trataba de plantear una sola obra, la novela El jardín de los senderos que se bifurcan. Cuando esta obra fue encontrada se pensó como caótica. En el cuento específicamente se describe como tal al menos unas dos veces cuando se habla de “manuscritos caóticos” o “novela caótica”, y el narrador también menciona su falta de sentido o lógica. La razón para esto último es el hecho de que el protagonista tomaba acciones contradictorias entre un capítulo y otro. Según la teoría que propone el personaje de Stephen Albert, la novela caótica consistiría entonces de “la imagen de la bifurcación en el tiempo, no en el espacio”. Planteando así que aunque en la generalidad de las ficciones un hombre que opta por una opción elimina las demás, “en la del casi inextricable Ts'ui Pên, opta —simultáneamente— por todas.”.  De esta manera, a mi entender, el personaje mismo resuelve y define el problema del laberinto infinito que vendría a ser lo mismo que el libro infinito de algún modo u otro. Se plantea entonces, que la infinitud de dicha novela caótica, libro o laberinto, estriba en la finitud de que todas las opciones sean una posibilidad. “En la obra de Ts'ui Pên, todos los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones.” Al final, se concluye que la obra de Ts'ui Pên es una imagen incompleta aunque no falsa del universo que este concebía. Es decir, se elimina la posibilidad de una opción única mediante la idea de la posibilidad de múltiples opciones y en cierto modo dichas opciones han de tener un límite porque la obra de Ts'ui Pên es, después de todo, una imagen incompleta.

Creo que con el juego de palabras, y reconociendo los diversos juegos borgianos con el laberinto y las ficciones, nos bastaría para entender que la idea que se propone de infinito no ha de tomarse literalmente o quizás por definición de diccionario. En este sentido, me parece que la novela electrónica Tierra de Extracción cumple con muchas de las funciones que se proponen con la idea de la novela caótica en El jardín de los senderos que se bifurcan, desde aspectos implícitos como el código digital sobre el cual esta compuesto hasta aspectos mas formales y de contenido. Creo que si comenzamos por pensar en lo que discutíamos la semana pasada sobre el planteamiento de Hayles de cómo la imprenta es plana y el código es profundo, podemos empezar por señalar la profundidad de los códigos que componen la novela y a los cuales el lector nunca tendrá acceso. Códigos con una forma finita, sí, pero de todos modos es una de las simultaneidades, o quizás bifurcaciones, ante las cuales es presentado el lector. Luego podemos pasar por la manera en que el lector navega la novela, lo cual a su vez podríamos pensar como la estructura con la cual se formula la novela. Aquí no me atrevería a decir que el lector tiene la toma de decisiones en sus manos completamente. Ya que hay momentos en que simplemente mover el cursor de manera inconsciente puede producir la aparición de una imagen, el corte de un texto y el traslado a otra parte de la novela. Al menos esa fue mi experiencia y quizás peco de ingenua por no conocer del todo como funciona la literatura electrónica. Pero supondría que un lector común, y con esto quiero decir alguien que no esta dedicando horas a la semana al estudio de la literatura electrónica, podría tener la misma experiencia. Lo mismo ocurriría si el lector no lograr pasar el cursor por espacios específicos, entonces, por el contrario, hay partes que no le aparecerán. Finalmente, en esta misma línea de las simultaneidades y azares, nos encontramos específicamente con una novela donde se bifurcan los tiempos. Cada fragmento nos mueve tanto entre momentos de principios o finales del S.20 como momentos de ciertos personajes u otros, las imágenes nos mueven de fotografías de tiempos reales hasta dibujos animados. Dicha bifurcación no creo que coincida tampoco con la elección del lector sino que es parte del carácter ‘caótico’ del texto, parte de esa infinitud de posibilidades que permitiría la novela caótica.


Ahora bien, lo que no me queda claro es como pensar la  diferencia entre esta novela electrónica que permite la magnifica posibilidad de que el lector no sepa a lo que se va a enfrentar y una novela impresa donde por más posibilidades que se añaden siempre el lector sabrá donde están el comienzo y el fin. Creo que en este sentido es posible que la propuesta que se hace en el cuento El jardín de los senderos que se bifurcan se facilita o consolida realmente con la aparición de la tecnología digital y el media. A la misma vez esto podría ser contradicho por el hecho de que con la novela electrónica sólo existe un elemento o una página a la vez a medida el lector avanza su lectura. ¿Como pensamos esto entonces? ¿Existen todas estas posibilidades de todos modos porque están allí inscritas en la programación del código o sólo existe una a la vez a medida aparecen en la pantalla y por tanto no deja de ser la imagen incompleta pero no falsa que propone Ts'ui Pên?

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