La teoría del excepcionalismo humano en la era de la inteligencia artificial
Maddi Erdall
Profesora Alex Saum Pascual
Español 135W
16 Octubre 2018
Mientras que Turing fue uno de los teóricos principales que catalizó el desarrollo de la inteligencia artificial, las teóricas cibernéticos, como Katherine Hayles y la autora Belén Gache, expresan interpretaciones posthumanas de las ideas de Turing. La teoría del posthumanismo de Hayles destaca la conexión entre la inteligencia humana y la inteligencia artificial por redefinir el término “la consciencia”. Hayles define la consciencia como un patrón informativo y por eso, argumenta que las máquinas al igual que los seres humanos son procesadores de información; por lo tanto, afirma que la inteligencia artificial no es diferente de la humanidad. En este sentido, la teoría de Hayles contradice la noción del excepcionalismo humano - la creencia de que la humanidad es única en comparación con otros seres vivos o tecnológicos: “there are no essential differences between bodily existence and computer simulation, cybernetic mechanism and biological organism, robot teleology and human goals” (Hayles 2). La autora, Belén Gache, similarmente cuestiona y rechaza la noción del excepcionalismo humano en su obra, La tierra nunca comprenderá. La trama de la obra sigue el viaje de la protagonista, Belén Gache, en una tierra ficticia que ha sido asumida por dictaduras semióticas. En este escenario, Gache, la protagonista, busca información sobre la poesía, su significando, y su relación con la tecnología. Utilizando algunos recursos literarios, la autora Belén Gache finalmente confronta la noción del excepcionalismo humano. Así, podemos interpretar La tierra nunca comprenderá como una ejemplificación de la teoría del posthumanismo; el análisis y el rechazo de Gache del excepcionalismo humano ilustra la definición posthumana de la humanidad como imitable, indistinguible y cada vez más interrelacionada con la tecnología inteligente.
Gache, la autora, comienza su análisis de la intersección entre la tecnología inteligente y la humanidad mediante la representación de la poesía como una metáfora para la humanidad. Mientras que el tema de la poesía auténtica es continuamente referenciado a lo largo de la trama, Gache introduce el tema por plantear la pregunta: ¿qué es la poesía? Tras brevemente exponer los distintos acercamientos a la poesía por parte de los humanos, Gache condensa la definición de la poesía en una pregunta fundamental: ¿Es la expresión inherente de sentimiento y emoción humana - o es algo que se puede desglosar en sus elementos literarios y racionalizarse hasta que sean insignificantes? Según John Stuart Mill, la diferencia entre la ciencia y la poesía es la incapacidad de la poesía de ser diseccionada como animal de laboratorio en una bandeja hasta que cada palabra ha sido analizada y racionalizada (Mill, 123-128). En cambio, Mill afirma que la poesía es la expresión directa del sentimiento humano (Mill, 123-125). Similar a Mill, Gache transmite una definición de la poesía que se centraliza en la conexión entre la poesía y la expresión humana. Utilizando el escenario de la dictadura semiótica, Gache crea un contraste entre ‘la palabra verdadera' y los algoritmos robóticos: "Si los Falsificadores de Palabras se hiciesen con los algoritmos del robot, la palabra verdadera se perdería para siempre" (Gache, 3). Al denotar la palabra/poesía racionalizada y calculada como falsa, Gache expresa una definición de la poesía que contrasta la versión algorítmica y en cambio ejemplifica la emoción humana: “Belleza, emoción estética a través de la palabra, subjetividad extrema, libre expresión del pensamiento y del sentimiento” (Gache, 2). La definición de la poesía transmitida por la autora implica una conexión sutil pero crucial a la definición de la humanidad. Ya que la humanidad se define generalmente como la capacidad distintiva de conscientemente sentir, tener compasión e imaginar, Gache representa la poesía como la expresión de los valores de lo que significa ser un ser humano. Gache así utiliza el tema de la poesía a lo largo de la obra como un símbolo de la humanidad. Si la humanidad se considera distinta, una evolución de pensamiento y emoción inimitable, y definimos la poesía como la expresión humana, la definimos como la expresión literaria de los pensamientos y sentimientos tan complejos que no pueden ser replicados por seres no humanos. En este contexto, Gache introduce el robot semi-autónomo, AI-Halim, “quien fuera en su momento una máquina de última generación programado con algoritmos inspirados en los mecanismos de adaptación de los seres vivos” (Gache, 1) como un recurso literario para explorar la relación entre la humanidad y la inteligencia artificial.
Después de establecer una conexión entre la poesía y la humanidad, Gache profundiza su análisis de la inteligencia humana y artificial a través del papel literario de AI-Halim. AI-Halim tiene significado literario en la representación alegórica de su nombre además de su papel dentro de la trama. En primer lugar, el nombre ‘AI-Halim’ tiene importancia alegórica porque representa la inteligencia artificial (“artificial Intelligence” - A.I.) y al mismo tiempo se refiere a ‘Al-Haleem’, un nombre para el Dios Allah. La conexión alegórica a Al-Haleem no sólo humaniza a AI-Halim, sino también representa un signo superior de la humanidad; Gache conecta AI-Halim a la fuerza que creó la identidad, la emoción y la consciencia humana. En este sentido, Gache expresa una relación sutil entre Dios y la poesía, ya que la poesía representa la emoción y la identidad humana, que a su vez fueron creadas y concebidas por Dios. Así, AI-Halim representa una conexión entre la tecnología y la esencia de la humanidad, una conexión que incita sutilmente la similitud entre la humanidad y la inteligencia artificial. Utilizando la caracterización alegórica de AI-Halim, Gache elabora su análisis de esta similitud al centralizar su papel en la trama alrededor de la cuestión de “¿Podía él se capaz de escribir poesía como cualquier poeta humano?” (Gache 2). De este modo, Gache no sólo representa AI-Halim alegóricamente a través de su nombre, sino toda su función en la trama es simbólica: se introduce para cuestionar la definición de la humanidad.
Gache compara la humanidad con la inteligencia artificial a través del concepto de un robot, que fue programado para adaptarse a los seres vivos, intentando crear poesía. Así, el papel literario de AI-Halim incita las preguntas posthumanas de: ¿puede la inteligencia artificial adaptar a crear algo que los humanos ven como la expresión directa de los valores humanos? ¿valores que hacen excepcional a la humanidad frente a otros seres vivos? De nuevo, Gache responde a tales preguntas a través del papel de AI-Halim dentro de la trama. Tras el éxito de AI-Halim de crear un algoritmo para componer poemas, Gache transmite unas preguntas simbólicas: “¿cómo fue que AI Halim pasó de ser un artefacto sin sensibilidad ni imaginación…a convertirse en un ente cuya curiosidad lo llevó a indagar en su propia existencialidad mecánica? ¿Cuándo, exactamente, adquirió su tendencia a soñar?” (Gache 2). A través de estas preguntas, Gache transmite un principio principal del posthumanismo: la necesidad de reexaminar la teoría del excepcionalismo humano. La búsqueda de un algoritmo para componer poemas como seres humanos simboliza la búsqueda para entender lo que es excepcional/único de un ser humano. Así, la búsqueda de AI-Halim para entender su “propia existencialidad mecánica” simboliza una exploración de su existencia y lo que significa para un robot estar ‘vivo’ en comparación a un ser humano ‘vivo’. En este sentido, Gache implica que AI-Halim es curioso, imaginativo y sensible, algo que hace que el lector se pregunte ¿puede un robot tener emociones e imaginación - puede un robot querer expresarse? La representación de la tecnología no sólo como emocional sino también autoconsciente ejemplifica el concepto poshumanista de que la información ha perdido su cuerpo. Gache explora la importancia del ‘cuerpo’ en la definición de la humanidad a través de la búsqueda de AI-Halim para entender la diferencia entre “cybernetic mechanism and biological organism” (Hayles 2). Gache así plantea la pregunta principal subyacente de su obra: ¿pueden los seres humanos reproducir la humanidad?
Por último, a través de su representación de la poesía y su análisis de AI-Halim, Gache rechaza el concepto de que los seres humanos son excepcionales. Tras el descubrimiento de que AI-Halim fue exitoso en producir un algoritmo que compone poesía, la trama llega al punto culminante en la entrada ‘Sabotaje Retroexistencial’ cuando la protagonista, Gache, averigua que Luis de Góngora está usando este algoritmo para crear su poesía: “ella ha reconocido en seguida que los versos leídos por Góngora no eran realmente de él sino que fueron producidos por el algoritmo restaurado de AI Halim” (Gache 3). Esta escena tiene un significado alegórico inmenso; a lo largo de la obra, la protagonista Gache está buscando el significado de la poesía y no sólo descubre que AI-Halim ha creado un algoritmo que produce poesía, sino también que la poesía de uno de los poetas más famosos fue creada con el algoritmo. Esta idea se transmite otra vez en la entrada ‘Cada iluminación contiene su clase especial de ceguera’, cuando la protagonista Gache lee los versos de AI-Halim y el dueño del locutorio pregunta “¿Estás leyendo versos de Góngora?” (Gache 2). El hecho de que la gente no pueda distinguir entre la poesía creada por uno de los poetas más importantes y un algoritmo creado por un robot implica que la poesía no es única e inimitable. Gache no sólo muestra que la poesía es imitable, sino también que no es una expresión sagrada de la humanidad; no es inherentemente la expresión de la emoción y la consciencia humana. Por lo tanto, debido al simbolismo alegórico de la poesía, Gache renuncia la idea de que la humanidad es inherentemente especial y distinta de otros seres. En esta manera, rechaza la noción popular del excepcionalismo humano. Es decir, la humanidad puede ser replicada por la inteligencia artificial, así como la poesía puede ser expresada en una fórmula. Rechazando las ideas de Mill, Gache por último argumenta que la humanidad no contiene una emoción o inteligencia específica que no pueda ser reproducida o entendida. Este argumento ejemplifica la teoría posthumana porque similarmente deconstruye las cualidades humanísticas liberales - la empatía, la consciencia, la imaginación - asociadas con la noción de la humanidad. Al rechazar el excepcionalismo humano, Gache ilustra la idea de Hayles de que los humanos no son distintos de otros seres, incluyendo los seres tecnológicos. Así como Gache niega una distinción entre la humanidad y la inteligencia artificial, el posthumanismo argumenta que la cibernética ha remodelado los límites de la inteligencia humana. Gache y Hayles ambos expresan una visión posthumana en que la inteligencia humana debería conceptualizarse como co-producida con máquinas inteligentes.
En La tierra nunca comprenderá, Gache ofrece una interpretación posthumana de la definición de la humanidad. Utilizando el simbolismo, la caracterización alegórica y el género de la ciencia ficción, Gache no sólo refleja sino que también elabora la teoría de Turing con su conexión a la teoría crítica posthumana. Basándose en los argumentos fundamentales de Turing y Hayles, Gache sugiere que la brecha conceptual entre el humano y la máquina es cada vez más difícil de mantener. Gache promueve una redefinición de la humanidad y de su lugar en el mundo, en el cual los seres humanos son una forma de vida entre muchas. Así, La tierra nunca comprenderá responde a la pregunta famosa de Turing: sí, las máquinas pueden pensar.
Profesora Alex Saum Pascual
Español 135W
16 Octubre 2018
La teoría del excepcionalismo humano en la era de la inteligencia artificial
¿Pueden las máquinas pensar? Alan Turing planteó esta pregunta fundamental en su
artículo de 1950, “Computing Machinery and Intelligence”. Mientras que la tecnología informática
ha evolucionado rápidamente desde 1950, la relación entre la inteligencia humana y la inteligencia
artificial sigue siendo polémica y la pregunta de Turing en gran parte todavía permanece sin
respuesta. En su obra, La tierra nunca comprenderá, Belén Gache ofrece una interpretación
contemporánea de la pregunta de Turing, utilizando el género de la ciencia ficción para transmitir
su respuesta. En el formato de un blog ciencia ficción, el texto explora la relación entre la
humanidad y la inteligencia artificial, ejemplificando así los principios de la teoría del
Posthumanismo. En La tierra nunca comprenderá, Gache cuestiona nuestra definición y
comprensión de la humanidad; a través de la representación de la poesía como un símbolo para la
humanidad y la representación alegórica de AI-Halim, Gache por último rechaza el concepto del
excepcionalismo humano.Mientras que Turing fue uno de los teóricos principales que catalizó el desarrollo de la inteligencia artificial, las teóricas cibernéticos, como Katherine Hayles y la autora Belén Gache, expresan interpretaciones posthumanas de las ideas de Turing. La teoría del posthumanismo de Hayles destaca la conexión entre la inteligencia humana y la inteligencia artificial por redefinir el término “la consciencia”. Hayles define la consciencia como un patrón informativo y por eso, argumenta que las máquinas al igual que los seres humanos son procesadores de información; por lo tanto, afirma que la inteligencia artificial no es diferente de la humanidad. En este sentido, la teoría de Hayles contradice la noción del excepcionalismo humano - la creencia de que la humanidad es única en comparación con otros seres vivos o tecnológicos: “there are no essential differences between bodily existence and computer simulation, cybernetic mechanism and biological organism, robot teleology and human goals” (Hayles 2). La autora, Belén Gache, similarmente cuestiona y rechaza la noción del excepcionalismo humano en su obra, La tierra nunca comprenderá. La trama de la obra sigue el viaje de la protagonista, Belén Gache, en una tierra ficticia que ha sido asumida por dictaduras semióticas. En este escenario, Gache, la protagonista, busca información sobre la poesía, su significando, y su relación con la tecnología. Utilizando algunos recursos literarios, la autora Belén Gache finalmente confronta la noción del excepcionalismo humano. Así, podemos interpretar La tierra nunca comprenderá como una ejemplificación de la teoría del posthumanismo; el análisis y el rechazo de Gache del excepcionalismo humano ilustra la definición posthumana de la humanidad como imitable, indistinguible y cada vez más interrelacionada con la tecnología inteligente.
Gache, la autora, comienza su análisis de la intersección entre la tecnología inteligente y la humanidad mediante la representación de la poesía como una metáfora para la humanidad. Mientras que el tema de la poesía auténtica es continuamente referenciado a lo largo de la trama, Gache introduce el tema por plantear la pregunta: ¿qué es la poesía? Tras brevemente exponer los distintos acercamientos a la poesía por parte de los humanos, Gache condensa la definición de la poesía en una pregunta fundamental: ¿Es la expresión inherente de sentimiento y emoción humana - o es algo que se puede desglosar en sus elementos literarios y racionalizarse hasta que sean insignificantes? Según John Stuart Mill, la diferencia entre la ciencia y la poesía es la incapacidad de la poesía de ser diseccionada como animal de laboratorio en una bandeja hasta que cada palabra ha sido analizada y racionalizada (Mill, 123-128). En cambio, Mill afirma que la poesía es la expresión directa del sentimiento humano (Mill, 123-125). Similar a Mill, Gache transmite una definición de la poesía que se centraliza en la conexión entre la poesía y la expresión humana. Utilizando el escenario de la dictadura semiótica, Gache crea un contraste entre ‘la palabra verdadera' y los algoritmos robóticos: "Si los Falsificadores de Palabras se hiciesen con los algoritmos del robot, la palabra verdadera se perdería para siempre" (Gache, 3). Al denotar la palabra/poesía racionalizada y calculada como falsa, Gache expresa una definición de la poesía que contrasta la versión algorítmica y en cambio ejemplifica la emoción humana: “Belleza, emoción estética a través de la palabra, subjetividad extrema, libre expresión del pensamiento y del sentimiento” (Gache, 2). La definición de la poesía transmitida por la autora implica una conexión sutil pero crucial a la definición de la humanidad. Ya que la humanidad se define generalmente como la capacidad distintiva de conscientemente sentir, tener compasión e imaginar, Gache representa la poesía como la expresión de los valores de lo que significa ser un ser humano. Gache así utiliza el tema de la poesía a lo largo de la obra como un símbolo de la humanidad. Si la humanidad se considera distinta, una evolución de pensamiento y emoción inimitable, y definimos la poesía como la expresión humana, la definimos como la expresión literaria de los pensamientos y sentimientos tan complejos que no pueden ser replicados por seres no humanos. En este contexto, Gache introduce el robot semi-autónomo, AI-Halim, “quien fuera en su momento una máquina de última generación programado con algoritmos inspirados en los mecanismos de adaptación de los seres vivos” (Gache, 1) como un recurso literario para explorar la relación entre la humanidad y la inteligencia artificial.
Después de establecer una conexión entre la poesía y la humanidad, Gache profundiza su análisis de la inteligencia humana y artificial a través del papel literario de AI-Halim. AI-Halim tiene significado literario en la representación alegórica de su nombre además de su papel dentro de la trama. En primer lugar, el nombre ‘AI-Halim’ tiene importancia alegórica porque representa la inteligencia artificial (“artificial Intelligence” - A.I.) y al mismo tiempo se refiere a ‘Al-Haleem’, un nombre para el Dios Allah. La conexión alegórica a Al-Haleem no sólo humaniza a AI-Halim, sino también representa un signo superior de la humanidad; Gache conecta AI-Halim a la fuerza que creó la identidad, la emoción y la consciencia humana. En este sentido, Gache expresa una relación sutil entre Dios y la poesía, ya que la poesía representa la emoción y la identidad humana, que a su vez fueron creadas y concebidas por Dios. Así, AI-Halim representa una conexión entre la tecnología y la esencia de la humanidad, una conexión que incita sutilmente la similitud entre la humanidad y la inteligencia artificial. Utilizando la caracterización alegórica de AI-Halim, Gache elabora su análisis de esta similitud al centralizar su papel en la trama alrededor de la cuestión de “¿Podía él se capaz de escribir poesía como cualquier poeta humano?” (Gache 2). De este modo, Gache no sólo representa AI-Halim alegóricamente a través de su nombre, sino toda su función en la trama es simbólica: se introduce para cuestionar la definición de la humanidad.
Gache compara la humanidad con la inteligencia artificial a través del concepto de un robot, que fue programado para adaptarse a los seres vivos, intentando crear poesía. Así, el papel literario de AI-Halim incita las preguntas posthumanas de: ¿puede la inteligencia artificial adaptar a crear algo que los humanos ven como la expresión directa de los valores humanos? ¿valores que hacen excepcional a la humanidad frente a otros seres vivos? De nuevo, Gache responde a tales preguntas a través del papel de AI-Halim dentro de la trama. Tras el éxito de AI-Halim de crear un algoritmo para componer poemas, Gache transmite unas preguntas simbólicas: “¿cómo fue que AI Halim pasó de ser un artefacto sin sensibilidad ni imaginación…a convertirse en un ente cuya curiosidad lo llevó a indagar en su propia existencialidad mecánica? ¿Cuándo, exactamente, adquirió su tendencia a soñar?” (Gache 2). A través de estas preguntas, Gache transmite un principio principal del posthumanismo: la necesidad de reexaminar la teoría del excepcionalismo humano. La búsqueda de un algoritmo para componer poemas como seres humanos simboliza la búsqueda para entender lo que es excepcional/único de un ser humano. Así, la búsqueda de AI-Halim para entender su “propia existencialidad mecánica” simboliza una exploración de su existencia y lo que significa para un robot estar ‘vivo’ en comparación a un ser humano ‘vivo’. En este sentido, Gache implica que AI-Halim es curioso, imaginativo y sensible, algo que hace que el lector se pregunte ¿puede un robot tener emociones e imaginación - puede un robot querer expresarse? La representación de la tecnología no sólo como emocional sino también autoconsciente ejemplifica el concepto poshumanista de que la información ha perdido su cuerpo. Gache explora la importancia del ‘cuerpo’ en la definición de la humanidad a través de la búsqueda de AI-Halim para entender la diferencia entre “cybernetic mechanism and biological organism” (Hayles 2). Gache así plantea la pregunta principal subyacente de su obra: ¿pueden los seres humanos reproducir la humanidad?
Por último, a través de su representación de la poesía y su análisis de AI-Halim, Gache rechaza el concepto de que los seres humanos son excepcionales. Tras el descubrimiento de que AI-Halim fue exitoso en producir un algoritmo que compone poesía, la trama llega al punto culminante en la entrada ‘Sabotaje Retroexistencial’ cuando la protagonista, Gache, averigua que Luis de Góngora está usando este algoritmo para crear su poesía: “ella ha reconocido en seguida que los versos leídos por Góngora no eran realmente de él sino que fueron producidos por el algoritmo restaurado de AI Halim” (Gache 3). Esta escena tiene un significado alegórico inmenso; a lo largo de la obra, la protagonista Gache está buscando el significado de la poesía y no sólo descubre que AI-Halim ha creado un algoritmo que produce poesía, sino también que la poesía de uno de los poetas más famosos fue creada con el algoritmo. Esta idea se transmite otra vez en la entrada ‘Cada iluminación contiene su clase especial de ceguera’, cuando la protagonista Gache lee los versos de AI-Halim y el dueño del locutorio pregunta “¿Estás leyendo versos de Góngora?” (Gache 2). El hecho de que la gente no pueda distinguir entre la poesía creada por uno de los poetas más importantes y un algoritmo creado por un robot implica que la poesía no es única e inimitable. Gache no sólo muestra que la poesía es imitable, sino también que no es una expresión sagrada de la humanidad; no es inherentemente la expresión de la emoción y la consciencia humana. Por lo tanto, debido al simbolismo alegórico de la poesía, Gache renuncia la idea de que la humanidad es inherentemente especial y distinta de otros seres. En esta manera, rechaza la noción popular del excepcionalismo humano. Es decir, la humanidad puede ser replicada por la inteligencia artificial, así como la poesía puede ser expresada en una fórmula. Rechazando las ideas de Mill, Gache por último argumenta que la humanidad no contiene una emoción o inteligencia específica que no pueda ser reproducida o entendida. Este argumento ejemplifica la teoría posthumana porque similarmente deconstruye las cualidades humanísticas liberales - la empatía, la consciencia, la imaginación - asociadas con la noción de la humanidad. Al rechazar el excepcionalismo humano, Gache ilustra la idea de Hayles de que los humanos no son distintos de otros seres, incluyendo los seres tecnológicos. Así como Gache niega una distinción entre la humanidad y la inteligencia artificial, el posthumanismo argumenta que la cibernética ha remodelado los límites de la inteligencia humana. Gache y Hayles ambos expresan una visión posthumana en que la inteligencia humana debería conceptualizarse como co-producida con máquinas inteligentes.
En La tierra nunca comprenderá, Gache ofrece una interpretación posthumana de la definición de la humanidad. Utilizando el simbolismo, la caracterización alegórica y el género de la ciencia ficción, Gache no sólo refleja sino que también elabora la teoría de Turing con su conexión a la teoría crítica posthumana. Basándose en los argumentos fundamentales de Turing y Hayles, Gache sugiere que la brecha conceptual entre el humano y la máquina es cada vez más difícil de mantener. Gache promueve una redefinición de la humanidad y de su lugar en el mundo, en el cual los seres humanos son una forma de vida entre muchas. Así, La tierra nunca comprenderá responde a la pregunta famosa de Turing: sí, las máquinas pueden pensar.
Bibliografía:
Gache, Belén. La tierra nunca comprenderá. 2013. http://belengache.net/tierra/
Hayles, Katherine. “How We Became Posthuman.” Posthuman Glossary, University of Chicago
Press, 1999,
faculty.georgetown.edu/irvinem/theory/Hayles-Posthuman-excerpts.pdf.
Pinella, Thomas. The Connection Between Intelligence and Consciousness. 20 Apr. 2016,
writing.rochester.edu/celebrating/2017/NAShonorable.pdf
Mill, John Stuart. “Thoughts on Poetry and Its Varieties.” The Crayon, vol. 7, no. 5, 1860, pp.
123–128. JSTOR, JSTOR,
www.jstor.org/stable/25528049.
Turing, Alan M. "Computing Machinery and Intelligence," Mind 54 (1950): 433-57.
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