Un mundo inhabitable: La conexión entre la tecnología y la sociedad moderna en “Cero absoluto”
“Cero absoluto,” una obra de ciencia
ficción escrita por Javier Fernández, trata de una sociedad desmoronada que
resulta de la creación de una tecnología que permite a una persona sentir la
sensación de realidad virtual. Más como una colección de artículos de periódico
que una narrativa linear, este cuento combina un tema moderno con una forma
arcaica, sirviendo como un puente entre el pasado y los cambios del presente.
Esta conexión entre tiempos crea una imagen de un ciclo de la vida que depende
completamente en la relación entre la tecnología y el estado de la sociedad,
que es una relación mala. A lo largo del cuento, Fernández usa varios títulos y
titulares para exponer la correlación entre la tecnología y la destrucción de
la sociedad moderna, enfatizando que a veces la tecnología realmente no mejora
la sociedad porque sus beneficios son más como una ilusión que una realidad.
Desde los primeros momentos del
cuento, Fernández establece un tono ominoso hacia el estado del mundo moderno y
sus avances tecnológicos, predominantemente a través de su elección del título
“Cero absoluto.” Esta decisión de referirse a esta temperatura inhabitable
implica que la tecnología nueva que el mundo moderno ha acogido eventualmente
destruirá, no mejorará, la sociedad. Sin embargo, cuando la obra habla de la
experiencia del cero absoluto en la realidad virtual, dice que “las moléculas
pierden sus fuerzas de cohesión” pero que la experiencia provista por el
programa es “decepcionante” (Fernández 194). Cuando caracteriza la tecnología
nueva como “decepcionante,” implica que las cualidades, malas y buenas, que supuestamente
acompañan estos avances no necesariamente existen en realidad, proponiendo que la
tecnología es más como una ilusión que una realidad. Esta idea de la decepción
de la tecnología es por sí mismo decepcionante: crea un ciclo de preguntar si
los efectos malos existen o no, un ciclo que crea confusión entre lo real y lo
imaginario y que enmascara el potencial destructiva del cero absoluto.
También, a través de los otros titulares
que aparecen a lo largo de la obra, Fernández crea un ciclo de innovación,
violencia, y resolución que corresponde a patrones del mundo real, impulsando
este contraste entre la realidad de la tecnología y la ilusión de su éxito. Empezando
cada sección con un título como “el descubrimiento” (Fernández 165), “el
asentamiento” (Fernández 173), “la
colonización” (Fernández 181), y “la civilización” (Fernández 189), Fernández reproduce
la progresión de sociedades reales del pasado, como las Américas. Este orden de
eventos implica que ni la modernidad ni sus tecnologías nuevas han cambiado los
patrones del pasado. Esta conexión entre el pasado, el presente, y el futuro
implica que, aunque el mundo es más moderno, realmente muchas características
de sociedades del pasado, como las tendencias de los seres humanos y las relaciones
entre los conquistadores y los dominados, no han cambiado como resultado de la
tecnología. Conectados con los artículos individuados dentro de cada sección,
estos títulos pintan una imagen negativa de los efectos de la tecnología en la
sociedad. Cuando emplea palabras como “cadáveres,” cuando está hablando sobre
los cuerpos sin vida encontrados en contenedores de basura (Fernández 183), y “mata,”
cuando describe el caso de una mujer vieja que ha matado a su hijo (Fernández
184), asocia la violencia y la destrucción con el proceso de aceptar e
implementar la realidad virtual y otros avances tecnológicos. Más tarde, cuando
usa la palabra “reforma” (Fernández 191) en el título de el artículo sobre la
educación, implica que hay más problemas que los avances tecnológicos no pueden
mejorar. Entonces, se puede concluir cuando ve los titulares diferentes que el
desarrollo de tecnología moderna no
necesariamente ayuda con el mejoramiento de la sociedad.
A través de su elección de títulos
para toda la obra, para las cuatro secciones, y para los artículos
individuados, Fernández representa el ciclo negativo y represor de la vida que
resulta de los avances tecnológicos de la sociedad moderna. Según Fernández, se
necesita considerar que los efectos positivos de avances tecnológicos serían una
ilusión y no la realidad. Aunque la tecnología tiene la capacidad de mejorar la
sociedad y proveer la de servicios que no ha tenido antes, no necesariamente lo
hace.
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