Cero absoluto: una celebración paradójica

Aunque “Cero Absoluto” de Javier Fernández, a primera vista, parece un aviso contra los efectos negativos de la tecnología o contra el resultado tóxico del capitalismo, este texto demuestra lo opuesto. Con demostrar cómo es la vida cuando se deja vivir por el miedo y el egoísmo, esta obra paradójicamente celebra el poder colectivo de la humanidad. Se presenta este mensaje a través de una sátira periodística que paralela nuestra sociedad y medios, con un narrador de “noticias” poco fiable, y un anuncio satírico.
En la misma manera en que nuestras grandes corporaciones desarrollan tecnología primariamente con fines gananciales con el pretexto de beneficiar  a la sociedad, “la inversión de TeleWorld está concentrada en la comercialización y venta de productos multimedia, telecomunicaciones, videoconferencias e incluso juegos [porque…] depende de la rentabilidad y los márgenes de beneficio, pero las posibilidades médicas, psicológicas e incluso educativas” (169) llegan ser secundarias. De las misma manera, se ve como el negocio afecta a la política. En el caso de la fuga que mata 456 personas, vemos que “la política del Consistorio […] permitió la instalación de la planta de UNO RV en pleno casco urbano”(175), lo cual se entiende como un favor político para TeleWorld. Para reforzar esta corrupción vemos que el Ministerio de Fomento luego acepta un contrato para crear una depuradora de valor de cien millones para evitar “los comportamientos psicóticos, histerias y depresiones observados en un alto porcentaje de usuarios de RV”(178); no paran RV, sino dan más dinero para seguir creciendo esta corporación. Si los políticos son capaces de ser corruptos, también nos lleva a dudar la credibilidad de la media que cuenta este cuento, específicamente el periódico, porque si de alguna forma es como nuestros periódicos, la media imprimida es para extinguirse y dependen fuertemente en sus anuncios, los cuales influyen el periódico por propósitos de negocios y políticas.
Esta sátira refleja la visión miope de las “noticias” y critica el estilo de presentar esta información. Es resaltar que aunque parece como noticias en su forma estilístico, no necesariamente son noticias o noticias sin parcialidad. La media se sesgada para influir las opiniones y perspectivas del público. En vez de simplemente reportar información, el vocabulario sensacionaliza la información presentado con parcialidad. “Una alma entre máquinas”(168-169), devalúa el cuerpo humano como si fuera algo simple, algo dispensable, o como si nuestro entendimiento científico pudiera compararse con nuestros cuerpos complexos.  Luego sensacionaliza las noticias para espantar al público, “se estaba achicharrando físicamente sin que hubiese nada que yo pudiera hacer”(176), “terrorista”(179), “una trama internacional de robo, pedofilia y tráfico de órganos […] Es peligroso salir a la calle”(182-183). El fin es que estas tácticas de miedo permiten entrar al gobierno y personas de poder en nuestras vidas, pero sólo porque lo permitimos, “El gobierno [va...] dotar a los hogares de las infraestructuras que permitan individualizar los espacios”(185).
Lo más impactante es el anuncio detrás del “periódico” que habla sobre estrenos en el RV, donde se revela que lo más popular son estrenos con sexo y violencia y donde el estreno de ciencia es lo menos popular,  un programa que se llama “Cero absoluto”. Y en la misma manera en que a “cero grados Kelvin (-273°C) las moléculas pierden sus fuerzas de cohesión”(194), cuando los humanos se vuelven fríos entre ellos también pierden su poder de cohesión.

Pero si se toma un momento para reflexionar sobre el motivo por el que un gobierno o una corporación quieren separarnos como humanos es en sí reconocer que nosotros como humanos, como comunidad, y como una sociedad tenemos la capacidad de dictar nuestro desenlace y dirección, lo cual no les interesa a los poderosos. Este cuento, aunque parece oscuro, trata sobre apreciar y proteger el poder posible con la unificación y la confianza entre los humanos; no es para espantar, sino que es una llamada a la acción para pensar críticamente sobre lo que consumimos con la mente.

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