La índole de la “mano invisible”

            En su libro económico fundamental, The Wealth of Nations, Adam Smith describe el concepto capitalista por excelencia de “la mano invisible” como intento de describir cómo la realización de objetivos que (supuestamente) sólo sirven los intereses del comerciante resulta promoviendo el bien público (2: 160). Sin embargo, la teoría casi nunca es igual a la realidad y muchos no creen en este capitalismo perfectamente moral y justo; Javier Fernández sin duda sería uno de estos detractores. En su cuento, “Cero absoluto,” Fernández afirma que el capitalismo puede corromper al gobierno, lo cual convierte al mundo mismo en una “utopía” por y para las empresas—a pesar de que sea pura distopía para la humanidad.
            A lo largo de este cuento formado por fragmentos de periódico, se destaca la voz de los empresarios, la cual varias veces implica al gobierno en el proceso de satisfacer los deseos del público que (sospechosamente) tienden a corresponder con las metas financieras de “TeleWorld” (una compañía de realidad virtual). En un momento, Adriana Santos, una ejecutiva sobresaliente de TeleWorld, dice “Tal como yo lo veo, es responsabilidad de los gobiernos analizar las áreas de aplicación de interés público y financiar investigaciones para ampliar las prestaciones conforme a la demanda social” (Fernández 3). Por utilizar la palabra “responsabilidad,” la ejecutiva está efectivamente afirmando que sería un fallo moral por parte del gobierno si no hiciera lo que mejor garantizase ganancias para TeleWorld. Esta mezcla forzada e intencional de presunta demanda social con los objetivos obvios de la empresa es buena estrategia, casi estableciendo una invulnerabilidad moral de la empresa porque puede fingir que todo lo que hace es por la sociedad y sus “necesidades”. En el cuento, este poder moral se deriva en la corrupción total del gobierno y poco a poco el mundo se ajusta a lo que diga la empresa.
            El poder de las empresas va mucho más allá de las palabras persuasivas sobre la responsabilidad, porque realmente se aprovechan de su presunta infalibilidad para efectuar cambios reales y muy trascendentes en el mundo que rodea a la gente. Según progresa el cuento, vemos que el mundo va evolucionando según los objetivos de la unión tóxica de TeleWorld y el gobierno, a pesar de todas las consecuencias horribles. El gobierno hace que se purifique el aire mismo para mejor favorecer la emisión y la recepción de los canales de realidad virtual, separa a la gente para vivir en espacios individualizados a fin de que no se mate a martillazos mientras está sumergida en su mundo virtual e incluso establece una “Ley de Educación Universal” necesariamente dependiente del uso de la tecnología de realidad virtual (Fernández 8, 11, 14). Parece que ni importa que la gente se derrita viva gracias al vertido tóxico de la insegura fábrica de TeleWorld y tampoco importa que haya varios asesinatos grotescos de usuarios de realidad virtual, porque el gobierno sigue tomando acciones que apoyan, sin cuestionar, a las empresas de realidad virtual (Fernández 6, 10). Podemos ver que cualquier indicio de interés verdadero en el bien público va desapareciendo, totalmente pasando por encima las metas capitalistas de una empresa imparable que promueve la mentira de que los dos conceptos son siempre compatibles.
En “Cero absoluto,” Fernández nos da una imagen del capitalismo radicalizado y cómo, con el gobierno bajo el control de la compañía, se convierte la demanda social en algo que no tiene nada que ver con la sociedad sino la rentabilidad. Al fin, puede que la “mano invisible” guíe al comerciante interesado hacia el bien público, pero si el comerciante es tan poderoso que él mismo puede decidir en qué consiste éste, pues, hay mucha razón para preocuparse.

Bibliografía
Fernández, Javier. “Cero absoluto.” Mutantes. Córdoba: Berenice, 2007.
Smith, Adam. The Wealth of Nations Pt. 2, P.F. Collie & Son, 1902.

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