Suicídame, de Hotel Postmoderno
Suicídame, es una novela hiperlink que imita un reality show. Esta fue ideada por el
grupo literario Hotel Posmoderno. Para su realización intervinieron también
diversos actores (Maribel Ballona, Quique Bataller,
Arlette Biot, Jordi Gomar, Pedro Montalban Kroebel, Alberto Torres Blandina,
Maxi Villarroya y María Cremades), expertos audiovisuales (Laura King para el
diseño de portada, Juan Terol para las fotografías, Mireia Pérez para las
ilustraciones, Spectravideo para el trailer “De la Habana un barco” y web,
Quique Ruiz para el audio
y Osniak films para el vídeo), además de artistas
musicales como: Niñamala, Naima y Lülla.
La primera de las cosas que me llama la atención es la
cantidad de personas que estuvieron involucradas para la realización de dicha novela.
Esto problematiza la figura del autor que, normalmente, en un trabajo
literario, se esperaría fuera una sola persona. Me parece interesante
reflexionar al respecto pues quizá sería poco probable que una sola persona
pudiera armar un proyecto tan complejo. No solo por la cantidad de actores
necesarios, sino por la mano de obra, tiempo y conocimiento que requiere un
proyecto de este tipo. Entonces, el autor, en este caso, no es un solo genio
creativo, sino el conjunto de diversos genios con habilidades particulares y
necesarias.
La diversidad de medios que se utilizan para construir una
obra impacta directamente en la forma en que esta se estructura. Los distintos
medios que componen Suicídame
proporcionan diversa información al lector. Esta información no se repite sino
que se va sumando a la contenida en los otros medios para formar una narración
coherente. Por ejemplo, lo que se presenta en los videos no se repite en lo que
se narra con texto en los recuadros que van apareciendo conforme se van
eliminando a los personajes.
Otra de las cosas que me llama la atención es el papel
activo que juega el lector en la construcción del relato. Si bien toda la
información ya está en internet, es el lector el que tienen que ir
seleccionando sobre qué hipervínculos dar clic para acceder a la información
que está disponible. Por ejemplo, al eliminar a uno de los personajes la página
web ya no desplegará más información relacionada con por qué debería el lector
de seleccionar a dicho personaje para que se suicide. Esto hace de la lectura
un juego. Más que solo ir avanzando por la páginas, como en muchos de los relatos
en papel, el lector va tomando decisiones y construyendo una narrativa
particular. Si se relee/ rejuega y se toman distintas decisiones, la narración
creada será distinta cada vez. Si bien las posibilidades no son infinitas,
llama la atención que no existe solo una historia a contar.
La novela Suicídame me parece importante porque
permite reflexionar, no solo sobre el contenido del reality show, que ya es bastante impactante por tratarse de un
juego para elegir quién se quita la vida, sino también sobre qué se considera
una novela y qué no. Creo que esto es interesante porque de alguna forma
desdibuja los límites que se han impuesto sobre el género a pesar de que cada
vez más frecuentemente se está haciendo un esfuerzo por romperlos. Si bien hay
otros ejemplos sobre cómo la novela rompe con el esquema tradicional, como Proyecto Nocilla, de Agustín Fernández
Mallo, o Tierra de Extracción, de
Doménico Chiappe (entre otros) la utilización de videos, hipervínculos, sonido,
fotografías, etc., hacen de esta obra un producto por completo distinto que se
resiste a las clasificaciones. Si bien no es el primer caso de una novela
hipervínculo creo que tomar como base un reality
show rompe por completo con el concepto de alta cultura que comúnmente se
encuentra asociado con los trabajos literarios y, por lo tanto, con los
esquemas que se le imponen a esta.
Comments
Post a Comment